Una investigación, realizada en Australia, llega en medio de las crecientes críticas al agua embotellada.
por Reuters | 04/11/2009
Todas las casas recibieron un filtro, que explicaron removería del agua cualquier organismo que pudiera causar gastroenteritis, pero la mitad de los dispositivos no contenían ningún filtro.
Las familias registraron su salud durante un año y los investigadores hallaron que la tasa de casos de problemas gástricos era muy similar en ambos grupos y también coincidía con el de la comunidad ampliada que bebía agua del grifo tratada.
"Las personas que bebieron agua de lluvia sin tratar no desarrollaron un aumento medible de enfermedades, comparado con aquellas que consumieron el agua de lluvia filtrada", señaló en un comunicado Karin Leder, jefa de la unidad de dolencias infecciosas del Departamento de Epidemiología de la Universidad Monash.
RIESGO DE ENFERMDAD
"Este estudio confirma que hay un bajo riesgo de enfermedad (...) El uso expandido del agua de lluvia para muchos fines hogareños puede ser considerado y en los tiempos actuales de sequía queremos alentar a las personas a emplear el agua de lluvia como un recurso", añadió la experta.
Leder manifestó que algunas autoridades sanitarias tenían dudas sobre el consumo de agua de lluvia debido a preocupaciones de seguridad, particularmente en las ciudades donde hay buena disponibilidad de agua potable.
La prolongada sequía generó en Australia un incremento en la instalación de tanques de agua.
Con todo, Leder advirtió que las familias que participaron del estudio eran bebedoras habituales de agua de lluvia, por lo que ya habrían desarrollado defensas contra posibles infecciones.
La investigación llegó en medio de la creciente preocupación por el impacto ambiental de los productos de agua embotellados, que suelen ser transportados largas distancias y empacados en envases plásticos que obstruyen los vertederos.
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