Expertos dicen que estos mensajes inciden en la obesidad infantil, que este tipo de publicidad debe ser normada y que padres deben tener un rol más activo.
Matías apenas almuerza cuando vuelve del colegio. Dice que no tiene hambre, sin embargo, está obeso. Su madre descubrió, hace días, que no sólo lo hace para evitar comer los guisos y verduras que le prepara, sino porque durante la mañana compra bebidas, papas fritas y golosinas con el dinero que le da su padre. Si su compra trae stickers o juegos de promoción, mejor. Su estuche está lleno de ellos y terminaron por dejarlo al descubierto.
El niño, de siete años, es sólo uno más del 21,1% de escolares chilenos que tiene obesidad (Junaeb), un problema de salud donde la publicidad tiene más de una cuota de responsabilidad. Así al menos lo afirman los autores de dos estudios que analizaron los spots que se transmiten en horario infantil, tanto en Chile como en EEUU.
El primero, realizado por la Liga Ciudadana de Consumidores -y financiado por el Sernac-, revela que el 73% de los alimentos para niños publicitados en la TV abierta en Chile no son saludables. Entre ellos figuran papas fritas, suflé, bebidas, chocolates, vienesas, mayonesas y algunos cereales con mucha azúcar.
Omar Pérez, director ejecutivo de la liga, cuenta a La Tercera que de los 83 productos alimenticios anunciados en televisión abierta nacional, durante una semana, 48 (57%) estaban destinados a niños y adolescentes. "De ellos, sólo el 13% eran saludables, es decir, tenían bajos niveles de sodio, azúcar y grasas y un 15% era medianamente saludable".
Las cifras coinciden con una investigación realizada por científicos de la U. de California (Davis), publicada en el Journal of Nutrition Education and Behavior, que analizó 5.724 anuncios registrados en los programas infantiles más populares, incluidos los de los canales de cable Nickelodeon, Cartoon Network y de Kids. Del total de spots, 1.162 estaban relacionados con comida y de ellos, más del 70% era de restaurantes de comida rápida, alimentos dulces, papas fritas, galletas y bebidas.
El mismo escenario se repetía en los programas juveniles más populares (BER y MTV): un 80% de la publicidad era de comida chatarra. En contraste, frutas, verduras y jugos se anunciaron sólo en el 1,7% de los comerciales.
Robert Bell, autor de la investigación, dice a La Tercera que este bombardeo publicitario, sin duda, afecta a los niños. "Basta ir a un supermercado y observar cómo los niños molestan a sus padres para que les compren los productos que más se promocionan en TV", dice.
REGULACIÓN Y ROL DE LOS PADRES
¿Qué hacer? Pérez argumenta que se debe normar la publicidad de alimentos destinada a niños. "La Organización Mundial de la Salud postula prohibirla, pues no se pueden enviar mensajes de compra a un niño que no sabe que es bueno o no para su salud". Asimismo, postula prohibir que estos productos vengan con promociones, concursos o juegos. "No es socialmente responsable abusar de la ingenuidad y credulidad de los niños y de las desinformación de padres".
Un proyecto de ley, que se discute en el Parlamento, busca cambiar el actual etiquetado de alimentos por uno que sea de más fácil comprensión para las personas y favorecer la alimentación saludable en los más pequeños, prohibiendo el uso de promociones en los productos destinados a ellos.
Bell cree que la prohibición es compleja, al menos en EEUU, ya que "la primera enmienda protege a la industria alimentaria". Y aunque la norma existe, cree que los padres deben estar conscientes de los mensajes que sus hijos están viendo y de lo que comen. "Dicho de otra manera, los padres necesitan convertirse en padres de calidad".
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